14 de enero de 2008
Hurwicz y el juez de última instancia
En la recepción del premio Nobel, Hurwicz retomó la pregunta “¿quién vigila a los guardianes?” y examinó dos enfoques. Uno pesimista, inspirado en Juvenal, que lleva a una secuencia infinita de guardianes; y uno idealista, derivado de los diálogos platónicos. El guardián no se puede emborrachar, y si lo hace debe renunciar. Aunque este cierre de primera instancia no se presenta en el mundo real, tampoco tiene sentido el pesimismo de Juvenal. La sociedad siempre encuentra una instancia de cierre razonable, pero esta solución es subóptima y está plagada de impurezas e ilegalidades. La estrategia dominante puede ser parte de un conjunto de alternativas ilegales. La implementación es exitosa si el equilibrio corresponde a los propósitos del legislador. Toda implementación es perfectible y nunca es totalmente exitosa. Los mecanismos de implementación determinan cómo se llega a la función de bienestar social, que a su vez condiciona el precio de los bienes privados y la estructura de consumo, de modo que la configuración del mercado depende del tipo de implementación y de cómo se lleve a cabo el cierre de última instancia.
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